lunes, 2 de abril de 2012

!Ala Fenix¡

!Ala Fenix¡

La vi, la observe, y la única palabra que me salió de la boca para describirla fue "magnifica".
Tenía unas alas, rojizas, un poco oscurecidas. Que impresionaban y maravillaban tan solo verlas, tan resplandecientes y hermosas. Como las aladas plumas de un águila imperial o aún mas. Las de un halcón.
Ella tan presumida, enseñando parte de sus tatuajes, pechos y cuerpo, ocultos con un bikini ennegrecido y un traje enrojecido, del mismo color que las alas, como el uniforme de una colegiala japonesa, de las típicas escuelas privadas.
Falda roja, de un extremo bajo un par de rayas color metalizadas, con un blanco/ rojizo y camisa. En los extremo de los botones, una fina capa de unos 12cm roja pura, y rayas negras.
Ella vestía así, con unos guantes de cuero y su arma. Una extensa vara excéntrica, de color marrón claro, tirando a un plateado apagado y diferentes rubíes implantados en ella.
En sus bordes, una base de hierro, un tanto hueco, al parecer, con varios clavos redondos insertados.
En el palo de la vara, se aprecia, varios dibujos expresando unas finas lineas a lo largo y finalizando abajo como unas lagrimas, como si perfilaran, caracterizando unas columnas romanas. Por la mitad superior, un estilo de cartucho, representando el limite, para agarrar la brutal arma de 18kg, el mango y la detallada maza de la vara. Una bella diosa alada, sujetando como una decreciente luna, con esos rubíes ovaladas y distintos signos astrales.
Físicamente, la muchacha era, delgada, de 1,65cm aproximados, morena de cabello largo y liso, ojos negros, bella, media pálida, con un pircing en el lado izquierdo de la nariz, seguido de una fina pequeña y oscura cadena, que destinaba a unos cuernos que le sobresalían por encima de las patillas y las orejas.
De su mano derecha, donde se aferraba al báculo, salían unas cadenas de hierro, que se movían como una serpiente, a voluntad de la chica, y en el cabo de las dichas cadenas, un puntiagudo alfiler amplificado, como si fuera una cuchilla, con un grabado en cada uno de ellos.
Ella levitaba como si nada pasará, como si el mundo no tuviera gravedad. Pero en el mismo suelo que ella levitaba, había un conjuro, un hechizo hecho por alquimia barata, que quizás, o lo mas probable que pensará a primera impresión, que le permitiera mover a libertades, su cuerpo y sus armas.

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